miércoles, 10 de abril de 2013

Lógica para objetivistas: los monopolios que deben ser.


Recordemos que los objetivistas afirman que los libertarios son unos hipies ridículos, colectivistas y enemigos de la razón, porque afirman que incluso un gobierno mínimo (aquel que solamente se encarga de el uso de la violencia, la ley y la justicia) es malvado e innecesario. Los objetivistas insisten en que el gobierno debe mantener esos tres monopolios porque de otro modo la sociedad se hundiría en el caos. Vamos a ver cuan congruentes son los objetivistas con su idea de monopolio.

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio de la violencia?

Los objetivistas dicen, estas convencidos de que una persona no puede tomarse la ley por su propia mano, pero al mismo tiempo, afirman que todo ciudadanos debe tener el derecho no solo a portar armas, sino a usarlas para la legítima defensa... a ver... ¿que?

Enunciemos la verdad más verdadera de la que se desprende toda la filosofía de Ayn Rand: A es A, una cosa es ella misma. A no puede ser B, ni puede ser al mismo tiempo A y no A, y quien afirma eso es un enemigo de la razón, esto es, un colectivista... ejem... bien, ¿pues entonces qué coños consideran ellos un "monopolio"? Un monopolio es un monopolio, el monopolio de la fuerza es no permitir a nadie usar la fuerza, más que al Estado. Si permites que alguien la use y no lo castigas, entonces lo tuyo no es monopolio. Se pone mejor, porque los objetivistas afirman, además, que es legítima la formación de cuerpos de seguridad privados, siempre y cuando estos estén sometidos al escrutinio y control estatal (esto es, su control). Pero se trataría de particulares ejerciendo la violencia después de todo, por más que después tengan que demostrar que la violencia estaba justificada. Entonces, ¿siempre sí se permite que un particular ejerza la violencia?

Sí, dicen ellos, porque al final, si mataste a un ladrón que entró a tu casa a robar, entonces la policía llegará y decidirá si estaba justificada tu acción, es decir, que en efecto puedes usar la fuerza letal contra alguien que intenta matarte, pero no ante alguien que solo quiere darte un trompón, y para distinguir justamente un caso del otro, está la ley objetiva objetivista que mantiene el equilibrio en la fuerza. Vale, muchachos, ¡pues entonces lo suyo no es el monopolio de la violencia, sino de la ley!

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio de la ley?

Así que el minarquismo no es realmente un monopolio de la violencia, sino algún tipo de quimera entre monopolio estatal y servicios privados. Así, igualitos que cuando un gobierno nacionaliza el acero y sigue permitiendo la producción privada de metal.

¿Que tal con el monopolio de la ley? Podríamos pensar que el gobierno es un aparato represivo que permite a otros ejercer la violencia, pero mantiene todo bajo control gracias a que mantiene el control de la ley que, dicen los objetivistas, debe ser objetiva (o sea, formulada por ellos). ¿Pero es cierto de verdad que en el minarquismo el gobierno mantiene el monopolio de la ley?

Recordemos cómo hablan los objetivistas de los contratos: que son acuerdos casi sagrados que los hombres deben respetar. ¿Pero qué es una ley? ¿no es un dictado que se debe respetar? ¿y no son entonces los contratos, por su propia naturaleza, una ley hecha a la medida por particulares que las partes involucradas deben respetar una vez que la aceptan? Si los minarquistas de verdad se empeñaran en poner la ley, toda la ley, bajo un control objetivo, entonces se deberían prohibir los contratos privados (donde, de acuerdo a su visión de la ley privada, reinaría el caos, la subjetividad y la desintegración mental, y se vería toda clase de contratos estrambóticos donde las personas se obligaran a caminar de cabeza y los sandwiches se comerían a la gente), y deberían ser sustituidos por contratos estatales, es decir, que las dos partes involucradas tuvieran que ir a un juzgado (o lo que sea), explicar a un legislador las necesidades y compromisos que cada parte desea tomar, y éste haría una ley específicamente para ellos que los obligara a cumplir dicho acuerdo. Pero los contratos no funcionan así. Para los objetivistas, dos industriales no necesitan permiso alguno para celebrar un contrato, es decir, hacer una ley sin supervisión estatal. Dos particulares recurren a un juez solo si una de las partes viola el contrato, pero si no es así, el gobierno ni siquiera tiene por qué enterarse que dicho contrato existía. Al final, el gobierno permite que cada particular haga una ley, y el gobierno está para juzgar cuándo un contrato ha sido efectivamente violado, y actuar en consecuencia. Vale, muchachos, ¡pues entonces lo suyo tampoco es un monopolio de la ley, sino del arbitraje!

¿Respeta el minarquismo la idea de un monopolio del arbitraje?

Recordemos que con arbitraje nos referimos a un servicio por el cual se media entre dos individuos/organizaciones particulares en conflicto y/o se da un veredicto en favor de alguna de las partes, de acuerdo a lo que, a juicio del arbitro (o juez, si se trata de arbitraje gubernamental), resulta más apegado a la ley. ¿A que nos referimos con arbitraje privado? Pues a eso precisamente: dos personas o empresas que se encuentran en un conflicto buscan un tercero para que arbitre para ellos, y a quien pagan por su servicio. Ahora bien, si buscan cualquier referencia u opinion de los objetivistas en su página oficial, no encontrarán practicamente ninguna posición respecto a los tribunales privados de arbitraje.

Como premio de consolación, podemos intentar conjeturar qué opinaría Ayn Rand sobre éstos tribunales privados: supongo que algo como que la idea del arbitraje privado es maligna y pecaminosa, que quienes la defienden son unos colectivistas, subjetivistas amantes de la desintegración mental y enemigos de todo lo que es bueno y objetivo, unos odiosos hipies que... humm... vale, mejor no le preguntemos a Ayn Rand.

Supongamos que dos particulares recurren a un servicio privado de arbitraje, como fue mi caso en una ocasión. ¿Debería un gobierno minarquista castigarnos a las partes en disputa o al particular que aceptó arbitrar por nosotros? Si los objetivistas afirman que un crimen sin víctimas no puede ser considerado un crimen (y con razón), ¿por qué arbitrar sí debería serlo? Y es que al final, practicamente todo el arbitraje que se realiza en el mundo es arbitraje privado. ¿Cuantas disputas ha zanjado el lector a lo largo de su vida? Y de todas ellas, ¿en cuántas tuvo que recurrir a un juez estatal? Los objetivistas no serían tan idiotas como para afirmar que de verdad toda disputa debe ser arbitrada por un juez estatal, y sin embargo, justamente en eso consistiría un monopolio del arbitraje.

¿Pues entonces qué tipo de monopolio busca el minarquismo?

Ninguno, así de simple. Al final, los propios objetivistas se pasan por el forro cada uno de sus monopolios y aceptan que, en la práctica y dentro de su propio sistema, el gobierno no tiene el monopolio de nada. ¿Qué buscan entonces con su idea de gobierno? Simplemente, lo que ellos mismos declaran: poner la violencia, la ley y el arbitraje bajo un control "objetivo", es decir, su control. Un lugar privilegiado en la cima de la colina que les permita vigilar a todos desde lo alto y sentirse seguros de sus enemigos colectivistas (por eso de que su paranoia los hace ver colectivismo por todos lados).

Dicen que Ayn Rand es la Marx de los ricos. Y no les falta razón: su idea de una dictadura de los objetivistas se parece en muchos aspectos a la dictadura del proletariado: un aparato estatal mimandolos, cuidandolos y protegiendolos de todo mal, por eso de que ellos, los hombres geniales que sostienen al mundo, son indispensables. Pero sobre esas similitudes ya hablaremos en otra ocasión.

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